Consumo diario de alcohol y buena salud ¿Estás realmente bien o sólo controlando los síntomas con pastillas?
Vivimos en una sociedad en la que los avances médicos nos permiten, por suerte, controlar muchas enfermedades crónicas
como la hipertensión, la diabetes tipo 2,
el colesterol
y los triglicéridos
elevados. Gracias a estos tratamientos farmacológicos, las personas que están polimedicadas pueden recibir una analítica, medirse la tensión o realizarse un electrocardiograma y obtener resultados que, aparentemente, son normales. Sin embargo, estos valores "controlados" no necesariamente indican una verdadera salud cardiovascular.
Es común que quienes toman medicación
para el colesterol
o la presión
arterial
se sientan tranquilos al ver que, tras una revisión, sus niveles y parámetros se encuentran dentro del rango "normal". Sin embargo, esa tranquilidad puede ser engañosa, especialmente si el estilo de vida que llevan incluye hábitos poco saludables
como el consumo
regular
de alcohol, una alimentación pobre en nutrientes
o la falta
de
ejercicio
y actividad
física.
El peligro de la falsa normalidad
Cuando una persona polimedicada
consume alcohol
de manera habitual, aunque sus análisis
de colesterol
o triglicéridos
puedan mostrar valores "normales", esto no significa que esté sana. De hecho, el alcohol, además de ser cancerígeno
y de no haber una dosis segura de consumo, puede contribuir al desarrollo
de hígado
graso, lo que muchas veces no se refleja directamente en una analítica
básica, pero sí una ecografía, y es un factor
de
riesgo cardiovascular
importante.
Además, es bastante probable que exista un exceso de grasa
visceral, la más peligrosa para la salud, ya que se encuentra rodeando los órganos vitales. El exceso de este tipo de grasa está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes
tipo
2
y síndrome
metabólico, y no siempre es evidente en un simple control de peso o en los resultados de una analítica rutinaria.
Marcadores que no siempre se controlan
Más allá de los niveles de colesterol
y triglicéridos, es decir, el perfil
lipídico, existen otros marcadores cardiovasculares
que normalmente no se evalúan en una analítica rutinaria, como la homocisteína
o la proteína C reactiva
(PCR). La homocisteína
elevada
está relacionada con un mayor riesgo de enfermedades
cardiovasculares, ya que puede dañar las paredes de los vasos sanguíneos. Por su parte, una PCR alta indica inflamación
en el cuerpo, lo que también aumenta el riesgo de eventos cardíacos.
En la mayoría de casos, las personas que beben alcohol y dependen de la medicación para "controlar" su salud no son conscientes de estos marcadores ocultos. Creen que si su colesterol o tensión están en rangos normales, entonces sus hábitos insanos no les están afectando, o incluso que estos hábitos pueden ser los responsables de los buenos resultados. Nada más lejos de la realidad.
La medicación no es una solución definitiva
Si bien el tratamiento
para la hipertensión
o el colesterol
son fundamentales para muchas personas, es importante recordar que no cura las enfermedades, sino que controla sus síntomas.
Por ejemplo, si una persona sigue consumiendo alcohol, comiendo mal y sin realizar ejercicio, puede estar perpetuando el daño en su organismo, aunque los resultados de su última analítica o electro parezcan normales.
Además, la combinación de alcohol y ciertos medicamentos puede ejercer una presión adicional sobre el hígado, lo que aumenta el riesgo de desarrollar hígado graso y otros problemas hepáticos. Aunque los medicamentos ayudan a controlar los niveles de colesterol y triglicéridos, no solucionan la inflamación subyacente ni reducen la grasa visceral acumulada por hábitos insanos.
¿Realmente estás cuidando tu salud?
Es fácil caer en la falsa sensación de seguridad
cuando los resultados
de una analítica son normales, pero es fundamental entender que la salud cardiovascular no se reduce a los números en un papel. Si estás polimedicado y consumes alcohol regularmente, o si crees que tu medicación es suficiente para mantenerte sano sin hacer cambios en tu estilo de vida, es hora de reflexionar.
Tus hábitos diarios tienen un impacto mucho mayor en tu salud de lo que imaginas.
Dejar de lado el alcohol, mejorar tu alimentación, reducir la grasa visceral y controlar otros marcadores inflamatorios como la homocisteína
o la proteína C reactiva son pasos fundamentales para asegurar una verdadera salud a largo plazo.
Como conclusión, los medicamentos pueden ayudarte a controlar los síntomas, pero no son una excusa para seguir manteniendo hábitos insanos. Si realmente quieres cuidar tu salud cardiovascular, no te conformes con resultados aparentemente normales. Asegúrate de que tus elecciones diarias respalden esos números para que tu bienestar sea real y sostenible en el tiempo.
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